martes, 29 de julio de 2008

Oriente Viajes y Turismo



ORIENTE - ECUADOR

Basta con ver la grandeza de los ríos y el frondoso follaje de los árboles, para empezar a sentir la magia seductora del Oriente; entonces, nacen deseos de reír o de frotarse los ojos con la intención de comprobar si todo es verdad: las nubes anaranjadas por el fulgor agónico del sol, las frágiles canoas que pelean con las corrientes, el chillido enloquecedor de los anónimos "anfitriones" de la selva.



Hombres que guardan los secretos descubiertos por sus milenarios antepasados. Trochas agrestes y ríos revoltosos. Calor y lluvias. Culebras, serpientes, pirañas, mosquitos incisivos en el Oriente ecuatoriano, un lugar en el que la madre naturaleza se ha vestido de verde para albergar la vida en sus más diversas formas.



La tierra del verdor infinito nace en las estribaciones de la ladera oriental de los Andes ecuatorianos. Su clima se caracteriza por el calor insoportable y las lluvias persistentes -con rayos y truenos- que "engordan" los cauces de los afluentes del mítico río Amazonas.



Estudios antropológicos e históricos concluyen que la selva Amazónica fue habitada por el hombre en el año 10.000 a.C. Actualmente, en el Oriente del Ecuador, subsisten seis grupos étnicos: los quichuas (los más numerosos y directamente vinculados con los pobladores del ande), los shuar, achuar, huaroni (nómades impenitentes), siona-secoya y cofán.



Caminatas bajo la sombra de árboles gigantescos, recorridos fantásticos por los ríos, entre ellos el Napo, el más largo de la región con 855 kilómetros, son parte de la grandiosa aventura que permite intimar con la naturaleza y aprender de la atávica sabiduría de los nativos. Los hijos de la tierra del verdor infinito